Realice un mapa conceptual a partir del texto siguiente:
ACERCAMIENTO
A LA POSTMODERNIDAD.
Si
la Postmodernidad alude a una continuación exacerbada de la modernidad, o a una
crisis de la razón moderna o bien a una ruptura con la modernidad, conviene que
previamente acordemos qué significa, desde un punto de vista filosófico, la
modernidad.
En la primera parte, caracterizaremos
someramente los rasgos dominantes de la modernidad; en la segunda nos
referiremos a la Postmodernidad, atendiendo a los 4 ejes siguientes: a) La
crisis del sujeto y de la razón; b) El
fin de la historia y de la ética; c) sociedad de la simulación; d) La era del
vacío o la cotidianidad postmoderna.
1) La Modernidad
Es
fundamentalmente la era de la razón y de la ciencia construida sobre las ruinas
del mundo feudal. Se caracteriza por su optimismo y confianza en los progresos
que la razón y la ciencia iban a deparar a los hombres en este mundo. Heidegger
la denomina "la época de la imagen del mundo", aludiendo al interés
del sujeto moderno por investigar, no
tanto qué sea la realidad, sino cómo la
conoce, a partir de sus percepciones, ideas, imágenes, impresiones.
La
modernidad considera que el hombre es eminentemente racional; una cosa pensante que, como un espejo, refleja la
realidad tal como es en sí misma, absolutamente capaz de transparentar el
mundo, sin interferencias ni opacidades. Capaz, por cierto de conocer y
desentrañar los últimos secretos de la realidad y que busca conocer no por el
mero afán cognoscitivo, sino que aspira conocer para hacer, para dominar a la
naturaleza y transformarla a su medida.
Apuesta a una razón totalizadora que da normas universales a la ética,
la estética, la política, la
sociedad y que nada es refractario a su
aplicación.
2. La Postmodernidad.
Se trata de un gran movimiento cultural que
se consolida en las últimas décadas
siglo XX, pero que reconoce algunos
antecedentes como su condición de posibilidad. La ciencia contemporánea se
caracterizó por cuestionar algunos conceptos clave de la ciencia clásica que
debilitan a la razón, tales son la crisis de la objetividad, del análisis, del
determinismo, entre otros. Por su parte, Kuhn derribó el sentido lineal de la evolución de la
ciencia y concibió los cambios científicos como rupturas o transformaciones con
respecto a paradigmas anteriores; la ciencia avanza, pues, a partir de revoluciones
científicas. También se cuestionó la existencia de un método único al plantear
que hay tantos métodos como objetos de estudio diferentes.
Los cambios a nivel mundial,
las crisis coloniales e imperialistas, la caída del muro de Berlín, las
guerras, el analfabetismo, la miseria, los abusos de la técnica, la
contaminación ambiental son otros factores fundamentales que hacen
tambalear la confianza en la razón y,
por sobre todo, las expectativas de felicidad y paz que auguraba a los hombres
en la tierra.
Otro factor fundamental que
explica la crisis de la modernidad es la impronta de los medios masivos de
comunicación, cuya aceleración provoca cambios en los modos de vida, hábitos,
formas de conocimiento, actitudes cotidianas, etc.
Lyotard afirma que el
advenimiento de la postmodernidad trajo consigo cambios en el estatuto del
saber, que dejó de concebirse como un valor de uso para transformarse en un
valor de cambio, que lucha por ocupar mercados.
Entre las características de
la postmodernidad, señalamos las siguientes:
a)
La crisis del sujeto y de la razón.
Si el proyecto moderno trajo
la inhumanidad, el sufrimiento, la desigualdad, es de esperar que haya que
superar la racionalidad moderna como forma de evitar los males.
El cuestionamiento al sujeto
centrado, autosuficiente, y capaz de transparentar el mundo, libre de
interferencia reconoce a Marx, Freud, Nietzsche, y Heidegger como sus
precursores.
Marx sospecha de la supuesta
especularidad de la mente humana en la
medida en que el conocimiento no refleja lo que las cosas son en sí mismas sino
las condiciones sociales del proceso de producción, los intereses de clase, en
suma, el conocimiento está opacado por la ideología.
Freud continúa la actividad
de debilitamiento de la razón autosuficiente y universal, al sostener que la
transparencia del sujeto es una ficción porque la mente está invadida por el deseo, los impulsos
libidinales, las fuerzas inconscientes, que responden a una lógica diferente a
la de la racionalidad moderna.
Nietzsche, por su parte,
considera que la existencia misma de un sujeto, concebido como sustancia
pensante es una ilusión, producto de la coacción que ejerce el lenguaje en su
afán cosificador. Pero avanza más en su crítica y sostiene que la verdad, la tradicional
concordancia del pensamiento con la cosa, es un error en la medida en que
trabaja con conceptos, que no son sino metáforas -traslación de sentidos- y que
no hay tal adecuación. Los conceptos y los términos, que son universales, no
tienen nada en común con la riqueza, el colorido, la multiplicidad que
caracteriza a lo real.
El hombre -dice Nietzsche-inventó el
conocimiento como una forma de suplir sus carencias y limitaciones en relación
con las otras especies animales y con ello pretendió dominar a la naturaleza y
a los otros hombres.
El científico, con las consiguientes
clasificaciones en conceptos y teorías, descuidó la riqueza y la multiplicidad
de lo real y quedó atrapado en las abstracciones y reduccionismos.
La afirmación nietzscheana de que "Dios
ha muerto" significa que, en el mundo actual, los valores se han
trastocado, al punto que la moral burguesa, más que moral es una moralina
vaciada de contenido.
Conocido es, por cierto, la crítica de
Heidegger a la razón calculadora de la modernidad, y su reemplazo por un pensar
meditativo y el olvido del ser de la filosofía tradicional que, en lugar de
ocuparse del ser en cuanto ser, se ocupó del ente, de los útiles.
Horkheimer y Adorno, por su
parte, criticaron la "episteme" de la dominación, es decir, la avidez
de dominio y de poder de la ciencia.
Una importante corriente de
la filosofía contemporánea, la filosofía del lenguaje, contribuyó en esta tarea
crítica porque mientras, tradicionalmente, se afirmaba que la unidad de referencia
era la palabra o la frase y que el sujeto individual era quien le daba
significado a los términos, Wittgenstein afirma que las palabras adquieren
sentido a partir de su uso. No hay pues "un lenguaje", no hay una
esencia del lenguaje, sino que hay tantos como juegos de lenguaje existen. La
filosofía del lenguaje trajo consigo el cuestionamiento a las totalizaciones y universalizaciones, tan
caras la metafísica tradicional al plantear que no hay grandes fundamentos sino pluralidades,
particularidades y regionalismos.
b) El fin de la historia y de la ética.
En Postmodernidad:
¿Una sociedad transparente? Vattimo dice que: "...la modernidad deja
de existir cuando -por múltiples razones- desaparece la posibilidad de seguir
hablando de la historia como una entidad unitaria" (p.l0)
Según Vattimo la crisis de la idea de un sentido único de la historia y
de la idea de progreso surge de las elaboraciones teóricas de Marx, Nietzsche y
Benjamin cuando sostienen que ese punto de vista unitario es producto de determinados
intereses de clase. Pero también hay hechos sociales relevantes que lo
explican, tales como las crisis del colonialismo, del imperialismo y un factor que
adquiere un rol fundamental que es la
impronta de los medios masivos de comunicación, que produjeron enormes cambios.
Todas estas transformaciones hacen que el ideal de la cultura europea como
la cultura universal sea uno más entre los múltiples juegos de lenguaje.
"Esta clausura de la historia con el presunto triunfo mundial de la
democracia liberal y la cultura occidental del consumo con sus estéreos y
videocaseteras, pero también con sus serios problemas sociales como el racismo,
la violencia, la marginación, la exclusión social y la droga plantean también
una clausura de los ideales de la modernidad, afirmando, paradójicamente, que
se han realizado, y aceptando la condición postmoderna como un estado
definitivo de la humanidad". (Obiols y Obiols, Adolescencia, Postmodernidad y Escuela Secundaria, p. 30)
De esta forma conciben la sociedad actual
aquellos que plantean que estamos ante la clausura de la modernidad, el fin de
las utopías, el fin de la historia, el fin de las ideologías, una de cuyas
expresiones es la idea de Fukuyama del fin de las ideologías, expresado,
evidentemente desde el lugar de la ideología neoliberal.
Esta relativización en todos los órdenes es
lo que Vattimo caracteriza como el pensamiento de la contaminación -uno de los
signos de la postmodernidad- que significa una actitud abierta, sin principios
ni criterios fijos y únicos, deseosa de discontinuidades, de inestabilidad, de
disenso, de juego participativo.
Estas relativizaciones traen consigo efectos en el terreno de la ética: no hay
valores ni normas éticas absolutas, tal como fue anticipado por Nietzsche, con
su idea de la muerte de Dios.
La anomia del mundo actual y el individualismo
exacerbado acarrean grandes problemas teóricos, tales como preguntarse: ¿cómo
es posible sobrevivir en un mundo anómico, sin normas, bajo el imperio del
"todo vale"?
Mientras la modernidad implicaba una suerte de
eticización de la vida, en la medida en que las conductas humanas debían
regirse por un imperativo categórico,
por un "deber ser"; la
postmodernidad, en cambio, se presenta como una estetización del mundo, en el
cual se vive en función del instante y del goce de lo más inmediato.
Otra característica que señala Vattimo como
propia de la Postmodernidad es la de ser un pensamiento de la fruición,
aludiendo a la oposición al funcionalismo moderno, en el cual cada cosa cumple
una función. En cambio, el hombre
postmoderno quiere vivir el hoy y aquí, sin importarle el ayer o el mañana.
c)
La sociedad de la simulación.
"Juntamente con el final del colonialismo y del imperialismo ha
habido otro gran factor decisivo para disolver la idea de la historia y acabar
con la modernidad: a saber, la irrupción de la sociedad de la
comunicación."(p. 12)
Según Vattimo los medios masivos de
comunicación cumplen un papel fundamental en la sociedad postmoderna: las
múltiples concepciones del mundo se muestran en la televisión, la prensa, el
cine, a través de los cuales se democratiza la información y las diferentes
culturas obtienen un espacio propio.
Si bien el fin de los "mass-media"
era volver transparente la realidad, en los hechos se convirtió en un órgano de
opacidad en la medida en que el sujeto
fue perdiendo contacto con la verdadera realidad, tal como
lo evidencian los reality shows de la
televisión actual. El sujeto se convirtió en un receptor vacío, en un mero
consumidor de imágenes, relatos, representaciones desarraigado de la realidad.
Su efecto se ha sentido también
en los cambios operados en las formas de conocimiento del sujeto en la cultura
de la devaluación del libro, reemplazado por las imágenes.
Si bien desde un punto de vista ideal la proliferación
de servicios, modelos, productos,
recetas de todo tipo que ofrecen los medios
podrían caracterizarse
emancipadores, en el sentido de que promueven la libre elección de los
consumidores, en la práctica generó individuos indiferentes. A mayor oferta, menor capacidad de elección, lo
que condujo a la inacción, a una vida vaciada de sentidos, en la cual sólo
importa la comunicación por y en sí misma y no el contenido que comunican.
Difícil suerte la de este hombre que somos
nosotros que debemos correr en pos de cientos y cientos de imágenes-modelo que
atraen nuestra atención, pero que al mismo tiempo son tan dolorosamente lejanas
e inaccesibles.
La escuela no solamente permanece al margen
de la cultura de la imagen, sino del nuevo diseño del entramado de esta
realidad, en la cual indudablemente conviven rasgos modernos y postmodernos,
que con igual fuerza y peso se imponen.
d)
La cotidianidad postmoderna.
La era
del vacío es la imagen que usa Lipovetsky para referirse a la cultura actual en
la medida de que se trata de una cultura "cool" en oposición a la
organización social disciplinaria, férreamente normatizada, uniforme, que
caracterizaba a la modernidad. Dice:
"La cultura postmoderna es descentrada y heteróclita, materialista
y "psi", porno y discreta, renovadora y retro, consumista y
ecologista, sofisticada y espontánea, espectacular y creativa; el futuro no
tendrá que escoger una de esas
tendencias sino que, por el contrario, desarrollar las lógicas duales, la correspondencia
flexible de las antinomias... es un vector de ampliación del individualismo; al
diversificar las posibilidades de elección, al anular los puntos de referencia,
al destruir los sentidos únicos y los valores superiores de la modernidad, pone
en marcha una cultura personalizada o hecha a medida, que permite al tomo social emanciparse del balizaje
disciplinario-revolucionario".(p.11)
Este texto explicita que la postmodernidad
opera una segunda revolución individualista, por la cual el individuo intenta
liberarse de toda traba, expresar sus deseos, buscar el goce privado, desligado
de todo compromiso social y subyugado por el placer de la comunicación por sí
misma, sin fines trascendentes ni sociales.
Este proceso de personalización tiene dos
fases, una es aquella que permite la libre elección ante la sociedad de
consumo, vivida como un gran supermercado; otra es la que tiene que ver con determinados grupos que
buscan ser reconocidos, identificados, reforzados en su propia identidad, tales
como alcohólicos, drogadictos, lesbianas, gays, madres solteras, sordomudos,
minorías étnicas, linguísticas, etc.
Como vemos, se trata de un proceso complejo
que exige una mirada crítica, de modo de no vernos apresados en la caverna de
posiciones que niegan la gravitación de la razón, la ciencia y la tecnología.